¿Cuál es el objetivo último de la vida?, ¿La causa primera que desde el inconsciente impulsa y motiva nuestros actos?
Esta es la pregunta que, en un momento de mayor lucidez, se hace todo hombre tarde o temprano.
Cuando una persona sabe cual es el objetivo último de la vida, la siguiente pregunta que se plantea es como conseguirlo. Debe encontrar el método.
Finalmente lo que se necesita es ponerlo en práctica.
El objetivo que todo hombre persigue es la felicidad, la plenitud. La causa de la infelicidad es el dolor. El dolor es el resultado de los deseos insatisfechos.
El hombre trata de deshacerse de su insatisfacción (dolor), tratando continuamente de satisfacer sus deseos, pero ocurre que con cada deseo que se satisface se genera multitud de deseos adicionales. Cuantos más deseos tiene el hombre, más inquietud e infelicidad experimenta. Para obtener la felicidad lo ideal sería no desear, ya que en realidad la felicidad consiste en la ausencia de deseos. Pero no es posible anular de golpe todos los deseos, entre otras cosas, porque estos son el motor que mueve al hombre. Pero lo que sí puede hacerse es reducir la intensidad de estos deseos, de tal manera, que el dolor que produzcan sea moderado o nulo.
Uno de los método para obtener la felicidad es el Yoga.
El yoga, es una aplicación de la filosofía vedanta, con un método práctico que permite al individuo experimentar la sabiduría que encierra dicha filosofía.
La filosofía vedanta se basa en las enseñanzas de los Upanishads (que constituyen la parte esencial del conocimiento de cada uno de los vedas). Su filosofía puede resumirse en una sola clase:
“Aham Brahma Asmi” o “Yo soy Brahman”
Con anterioridad a los Vedas, existía una tradición milenaria en la que las enseñanzas se transmitían verbalmente, de maestro a discípulo, preservándose todo este conocimiento en los profundos valles de los Himalayas. Por eso se dice que el yoga procede de la India, pero en realidad, sus orígenes no están perfectamente definidos. Pudiera ser la sabiduría que sobrevivió a antiguas civilizaciones destruidas.
Cuando en Europa nuestros antepasados vivían en cavernas, en la India existía una sorprendente civilización mucho más avanzada que la actual. Las prácticas yóguicas son una prueba de ello. El conocimiento que poseían los yoguis sobre el cuerpo humano y sobre la mente, va confirmándose científicamente, poco a poco.